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Desescalada en el SEPE: ¿Reunión o esperpento?

    15/06/2020.
    NOTA INFORMATIVA

    NOTA INFORMATIVA

    Si algo ha quedado claro hoy, es que al Director General del SEPE nada le importan ni la buena fama del SEPE, ni el bienestar y protección de su plantilla, ni, por supuesto, la ciudadanía, la última víctima de este desatino.

    Teníamos claro que este hombre carece de las habilidades necesarias para dirigir este Organismo, no hay más que ver cómo ha ido el SEPE en estos meses, como pollo sin cabeza, con cada Dirección Provincial en un ejercicio permanente de sálvese quien pueda, articulando sus métodos de trabajo como mejor han podido (la mayoría de las veces con el método de ensayo-error), sin respaldo alguno por parte de la Dirección General, más preocupada en dar buena imagen que en trabajar para sacar adelante el Organismo, ¡pero lo de hoy ha superado cualquier expectativa!

    Como en reuniones anteriores, intentó convencernos de que apenas quedan personas afectadas por ERTE sin prestación (unos nimios 50.000 errores, dice); hasta se trajo al responsable de estadística a la reunión, para hacerlo pasar por un mal trago y decir finalmente que, aunque en circunstancias normales tienen datos muy fiables (porque desde la solicitud hasta el reconocimiento está todo controlado), en este momento, con la cantidad de canales abiertos para solicitar, desde correos electrónicos y llamadas telefónicas a pre-solicitudes o citas previas, es prácticamente imposible dar datos fidedignos, pero, finalmente, se aventuraba también a apostar por los 50.000 pendientes. Algo sorprendente, si tenemos en cuenta que desde la Subdirección General Adjunta de Prestaciones, se enviaba, el pasado viernes, 5 de junio, un correo con una tabla de excel monumental, en el que se decía textualmente:

    “Por si resulta de utilidad, se remite un fichero con los errores HOPE de los que no consta
    reconocimiento de prestación COVID-19 ni denegación. El archivo Excel cuenta con tres pestañas,
    una con 142.926 registros que han dado error y de los que no consta que tengan reconocida una
    prestación; otra con 27.852 errores que tienen reconocida una prestación con causa distinta de la
    99…, y una tercera con 29.389 casos en los que el error es un alta en autónomo.”

     

    Y quienes trabajamos en el SEPE, sabemos que eso es sólo una parte; la otra es la desconocida: esos expedientes que no aparecen por ningún sitio, lo que no consta como error pero no está reconocido, la aparición de un o una lumbreras que nos ha metido por medio los ficheros XML (con carácter retroactivo a 1 de marzo) y está destrozando prestaciones COVID-19 reconocidas y abonadas, generando aún más inquietud de la que ya existía en la ciudadanía afectada, que ahora ve en sus consultas que tiene cobros indebidos… una especie de espiral creciente que va aumentando día a día, a pesar del enorme esfuerzo que se hace para rebajar su contenido. Lo sabemos, lo saben Directores y Directoras Provinciales, y sabemos que se lo dicen; pero el Director General r que r en sus 50.000. A lo peor, su fuente de inspiración es Goebbels, y su máxima de que “una mentira, repetida mil veces, se convierte en una verdad”, y lo está poniendo en práctica; porque otra cosa no explica esta cerrazón.

    Nos dice que han pedido dinero, para pagar destajos, suponemos. Desde CCOO creemos que, a estas alturas, ya no se trata de eso; si llega dinero, ha de ser para para todo el personal que se ha dejado la piel en el camino durante estos meses, no para quienes se elija a dedo.

    Pero si mala es su visión matemática del volumen de pendientes y cuestionable su afición al destajo para la plantilla, peor es su opinión sobre la necesidad de apertura de las Oficinas. Está empeñado en que hay que abrirlas al público y hay que abrirlas ya, no todas a la vez, apunta a la Fase III, al día 15 junio, como posible fecha de apertura en aquellas CCAA que ya están en ella.

    Le dan igual los riesgos que podamos correr. Le hemos explicado, por enésima vez, que no se engañe, que el COVID19 no es el único riesgo (aunque no estaría de más que se aplicaran un poco más en su prevención). Le hemos aconsejado que hagan benchmarking de lo que se hacen en prevención de riesgos en otros ámbitos, ¡es sólo copiar lo bueno que hay por ahí! Pero tampoco le pareció bien.

    De todas formas, creemos que de los riesgos que nos acechan, el COVID-19 es el menor de ellos; le gana el de que nos partan la cara. Ese es, en estos momentos, un riesgo cierto y mucho mayor.

    Allí mismo, en la reunión, le contamos al Director General como la compañera de Barcelona veía, en ese mismo momento, una manifestación desde su ventana (recordemos que estábamos en una reunión por videoconferencia), ante su Dirección Provincial; le relatamos cómo la gente se plantaba antes las Oficinas en Madrid o en A Coruña y había que llamar a la policía; le explicamos cómo nos insultaban por teléfono y por correo electrónico… y el Sr. Director General impertérrito, porque a él ¡no le pasará nada!

    Es más, como si se tratara de un esperpento, ha tenido la desfachatez, D. Gerardo, de soltarnos el speech de que ha llegado el momento de dar la cara, ¡son palabras textuales! ¡en serio, ni una letra de más ni de menos! Como si el personal del SEPE hubiera estado escondido, esperando a que esto pasara de largo y sin afectarnos.

    ¡Dar la cara, dice! y se ha atrevido a decírnoslo a quienes llevamos dando la cara por este Organismo desde siempre, a quienes no hemos parado de trabajar ni un momento desde que este horror comenzó, a quienes escuchamos a la ciudadanía desesperada cada día.

    No hemos tenido más remedio que recordarle que cuando se dice algo así, hay que estar dando la cara en primera fila; estar el primero para dar la batalla. Hemos tenido que explicarle que cuando Julio Cesar dijo aquello de alea jacta est, estaba allí, el primero, a la cabeza de sus tropas para cruzar el Rubicón. Pero nuestro Director General, se quedará parapetado en su despacho, leyendo lo que aparezca en las redessociales, como si esto fuera algo que le toca sólo de lado.

    Lo dicho, ¡una vergüenza! Lo que debemos preguntarnos, ahora que el cansancio ya casi nos puede, es sieste Organismo se merece realmente el enorme sacrificio realizado por su personal. Hoy, ante esta actitud, desde CCOO pensamos que no.

    Documentación asociada
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