FSC-CCOO Sector Administración General del Estado | 5 diciembre 2025.

25 años del asesinato de Máximo Casado por terrorismo

    A las ocho menos cuarto de la mañana de aquel 22 de octubre del año 2000, una brutal explosión de una bomba adosada a su vehículo acabo con la vida de Máximo Casado, Jefe de Servicios y delegado sindical de CCOO en el Centro Penitenciario de Nanclares de Oca.

    22/10/2025.
    Crespón

    Crespón

    Desde CCOO, queremos reivindicar la figura de un compañero que no olvidamos, que fue un ejemplo de esas personas que quieren transformar la realidad y que trabajó siempre por construir una sociedad más justa.

    Detrás de las leyes, de los derechos, de la justicia social, hay personas que, en muchas ocasiones, lo dan todo para conseguir que sean una realidad en la vida de la gente, más allá de su publicación en cualquier boletín. Ese era nuestro compañero.

    Máximo Casado no entendía de clases de personas ni de clases de delitos. Máximo entendía, como buen militante de CCOO, de reinserción, de tratamiento individualizado, de servir a la sociedad y de ayudar.

    No se puede comprender el desarrollo de la Ley Orgánica General Penitenciaria y la transición de unas cárceles de la dictadura a unas cárceles orientadas a la reinserción de las personas conforme a la Constitución, el reconocimiento de los derechos sindicales en las cárceles para todo el personal de prisiones o  la modernización del sistema penitenciario, considerado como un servicio público esencial, sin el papel de hombre y mujeres de CCOO, como Máximo Casado.

    En unos tiempos donde la intolerancia y el odio avanzan, donde el marco legal se mueve para conformar el punitivismo penal como centro de la política penitenciaria, siempre en compañía las orgías mediáticas construidas sobre la mentira con la única finalidad de apoderarse del Estado, campañas de propaganda y colonización del pensamiento colectivo, ansiosas de sangre, y donde ante cualquier barbarie individual preparan al político que legisla para seguir endureciendo las penas (y que no le cueste votos), aunque no sirvan para reducir delitos y si para aumentar la polarización y el odio, desde las CCOO seguimos reivindicando la decencia, el diálogo, el consenso y el compromiso social con las víctimas para solucionar los conflictos. 

    Reivindicar, en definitiva, la civilización frente a la barbarie sigue siendo el camino a seguir, el que nos abrieron compañeros y compañeras como Máximo.

    Hoy las prisiones se han convertido en un laboratorio social en el que afloran todas las tensiones de la sociedad de las que forman parte, polarizando, dividiendo, enfrentando y vaciando el valor de la convivencia del marco Constitucional.

    La pérdida de derechos y retribuciones, la inseguridad ante el futuro, el autoritarismo de la Administración o su conversión como arma arrojadiza de la batalla política, sitúan a las prisiones en el centro de tensiones de involución para desandar el camino recorrido.

    Sigue siendo el momento de reivindicar a Máximo Casado y al sindicalismo de clase, para seguir defendiendo unas prisiones modernas, reinsertadoras, con un personal protegido, reconocido retributiva y socialmente.

    Por ello, CCOO tiene que seguir trabajando para defender la democracia social y a las trabajadoras y trabajadores penitenciarios, los derechos y el progreso. En definitiva, a la civilización, porque, citando a Fiódor Dostoyevski, “el grado de civilización de una sociedad se mide por el trato a sus presos”.

    Máximo, a cara descubierta, se rebelaba frente al terror que lo quería escondido, trabajó por derechos colectivos, ignorando las amenazas, por mejorar las prisiones y reivindicar a su personal.

    Hoy, 25 años después, quienes desde CCOO en las prisiones seguimos defendiendo derechos colectivos e individuales fundamentales, el primero el de la vida, continuamos recordando a Máximo Casado y a quienes defendieron la vida y la democracia, muchos militando desde CCOO.